Meditando
Una sinuosa carretera tiene como único destino el recinto, casi amurallado, que hace años acogiera a toda una congregación. Aunque hoy sólo sea recorrido turístico, desde sus recios muros puede contemplarse el mágico lugar donde se junta el mar con la montaña formando una de las bahías más bellas del mundo. Mirando desde aquí al horizonte es fácil ponerse en el lugar de los antiguos monjes pero en lugares así, el pensamiento que me llega siempre es el mismo: es fácil ser bueno viviendo aquí, las pruebas de fe habría que demostrarlas en el día a día de una gran empresa dentro de una gran ciudad.
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