Brujas
Después de trepar por una carretera que serpentea durante veinte kilómetros entre las laderas alpinas se llega a un pueblo colgado de una roca en el que hace más de cuatrocientos años fueron quemadas veinte mujeres acusadas de brujería. Caminando por sus calles abandonadas es frecuente tropezar con restos de vida cotidiana y no resulta difícil imaginar a aquellas mujeres celebrando akelarres bajo una luna brillante iluminando el profundo valle verde. Más accesible por carretera se encuentro otro pueblo un poco más abajo que mantiene la actividad cotidiana de un centro turístico. Allí encontré esta tienda llena de magia y misterio regentada por una amable mujer que parecía una descendiente directa de las quemadas del siglo XVI. Incluso un gato negro se arqueaba sobre el mostrador...
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