Cruzar el puente
No deja de impresionarme cruzar el puente 25 de abril para entrar o salir de Lisboa. La vibración de las ruedas al circular sobre la estructura metálica llena el habitáculo del vehículo, el cielo se ve a través de cables y estructuras metálicas interminables. Al fondo se ve la ciudad, pequeña, escondida entre sus siete colinas, el Tajo inmenso y el monumento a los navegantes de Belem recibiendo al océano Atlántico. Volveré a Lisboa y volveré a cruzar el puente y a fotografiarlo una y otra vez.
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