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Tiempo

Tiempo De no ser por el crepitar del agua golpeando los guijarros de la orilla creería que el tiempo se detuvo en esta playa a la que sólo se puede acceder a pie o en barco. No sé cuánto tiempo transcurrió desde que llegué, caminé sin prisa, dormité al arrullo de las olas y retrocedí sobre mis pasos con la misma prisa que al llegar pero la mujer de la foto permaneció ahí todo el rato. Quizá estudiando el azul, quizá memorizando la melodía de la mar en calma, tal vez dialogando con los peces o contando las piedras. ¿Qué más da? En esta playa no existe el tiempo.

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