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Música

Fado

Fado Entre el murmullo de los turistas su voz sonaba como una letanía lejana. O como el canto de los pájaros, banda sonora del parque que nadie se detiene a escuchar. También su figura recordaba a un gorrión, consumida por los años o los lamentos. Desde la cima de Alfama divisaba el Tejo a través de grandes gafas de cristales difusos y protegía de la brisa su cabello plateado con un pañuelo anudado al cuello, seco cual tierra en barbecho. Los sarmientos de sus dedos enredándose en el cielo o enraizándose en su pecho atraparon también mi atención y me detuve a escuchar. Su voz dejó de sonar lejana; atravesando las telas que me cuidaban del frío se clavó en mi corazón dejándome herido. Me apropié de su clamor y lloré con sus penas. Unos gramos de cobre intentaron pagar una deuda sin precio y de su boca salieron besos como flores de buganvilla, de sus brazos caricias como rayos de sol invernal. No podía dejar de escucharla así que marché con la cabeza vuelta a su canto para comprobar como esa voz se elevaba hasta confundirse con las nubes:

Não é desgraça ser pobre,
Não é desgraça ser louca.
Desgraça é trazer o fado,
No coração e na boca.
Nesta vida desvairada,
Ser feliz é coisa pouca.
Se as loucas não sentem nada,
Não é desgraça ser louca.
Ao nascer trouxe uma estrela;
Nela o destino traçado.
Não foi desgraça trazé-la;
Desgraça é trazer o fado.
Desgraça é andar a gente
De tanto cantar, já rouca.
E o fado, teimosamente,
No coração e na boca.

Soplido

Soplido Un ramillete de violetas se arquea movido por la vibración que producen las cuerdas del piano y ordenan sus tallos ligeros como una escala de caracol que ascendiera al olimpo donde las musas soplan a los pies de las bailarinas.
Madrid

Vuelo

Vuelo Como un colibrí vuela ingrávida. Riman sus movimientos con los acordes del piano y el vapor de su tul me emociona como un verso perfecto.

MADRID.

Rocanrrol

Rocanrrol Los amplificadores encendidos. El público espera mirando al escenario. Un cable de repuesto y una cerveza. Todo está dispuesto. Comienza el espectáculo.

Tanguillos

Tanguillos El sol crea la armonía, el viento marca el compás, el bullicio de la calle es la copla. La música se respira en los callejones y alguien con su guitarra te regala un tanguillo que se mastica mientras disfrutas unos serranitos.

Cádiz. Abril de 2004

Piel blanca

Piel blanca La música, como el amor, pide a veces ternura y suavidad, otras energía y entusiasmo; siempre mucho tacto. Así trato de acariciar su piel, siguiendo los compases como si me guiaran tus movimientos.

Con alma

Con alma La aguja del tocadiscos oscilaba levemente arriba y abajo mientras el viejo vinilo giraba. El repiqueteo de los surcos gastados repetía ronco el mismo ritmo. A pesar de ello, la poderosa y delicada voz de Billy Holliday descubría el cuerpo y el alma.

Paciencia china

Paciencia china Compitiendo con potentes amplificadores que repiten bases rítmicas grabadas desde las más concurridas plazas del parque, en un paseo apartado y tranquilo las mágicas notas de este salterio saltan directas desde las cuerdas hasta el alma.

Parque del Retiro (Madrid). Noviembre de 2000

Qué no pare la música

Qué no pare la música Ni el rocanrol ni ninguna otra música. Qué no pare.

Si quieres moverte ven esta tarde a Aranjuez para disfrutar de algo diferente.

Algún lugar entre Palencia y León. Primavera de 2003

Danza

Danza El fuego dibuja en el cielo la música que llena el alma.

Café del Mar (Ibiza). Septiembre de 2001

Marta

Marta Amiga del alma, compañera de parches, como una sombra pero al revés: más presente cuando menos brilla el sol.
Este sábado lucirá ella y todo su grupo y no podré estar para aplaudirles.

Eclipse de Luna

Eclipse de Luna Cuando sus manos negras cubren la luna de piel, lejos de producirse un eclipse, escuchamos su cara oculta y sentimos la plenitud del astro latir al ritmo del corazón.

Dúrcal (Granada). 1 de marzo de 2002