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Sol

Sol

Entre las suaves colinas de La Toscana Italiana el sol regala un color único a las paredes.

Metamorfosis

Metamorfosis

De noche tiene magia. Cambian los colores, los sonidos y los aromas pero permanece la evocación de un pasado pescador y defensivo. Aunque los turistas con dinero ocupen los restaurantes que pueblan el muelle, entre las estrechas calles empedradas o asomado a la almena de su castillo no resulta difícil dejar volar los sueños hacia ese mar que parece infinito sin luna.

PORTO VENERE (Italia)

Reposo

Reposo

No se escuchan ni las olas porque el mar está recogido entre bosques de rocas que se bañan al atardecer. Tampoco ruido de motores pues los coches no pueden acceder. En esa paz reposan los gatos después de merendar las sobras de los cercanos restaurantes para turistas.

CINQUE TERRE (Italia)

Mole

Mole

Como gigantescos bloques de viviendas, incluso como ciudades enteras, monstruos de acero atraviesan los mares cargados de combustible para mover el mundo. A veces, heridos, reposan en el puerto a la espera de la recuperación o la muerte definitiva. Mientras, sirven de telón de fondo para los pescadores de peces urbanos.

GÉNOVA (ITALIA)

Gris

Gris

Ahora que los hielos cubren la noche cordobesa sólo los miles de duros olivos que se ven desde Los Adarves se atreven reverdecer. Los huertos esperan a la primavera para que pinte sus surcos con lechugas y tomates. Mientras, sólo las sombras y algunos frutos tardíos decoran el barbecho.

PRIEGO DE CÓRDOBA

Espera

Espera

Casi todas las escaleras son bancos improvisados donde el tiempo puede volverse tan infinito como los peldaños que suben.

LISBOA

El Rey

El Rey

En el pueblo donde nació el último presidente de la República se alza la Fuente del Rey. Del Rey del mar, claro. Y desde el centro de un gran balsa de agua gobierna los más de cien caños que, procedente de un manantial, repartían el agua por toda la ciudad. Aunque hoy las casas tienen agua corriente, el murmullo del agua se escucha en todas las calles.

PRIEGO DE CÓRDOBA (Córdoba)

Regata

Regata

Maraña de trapos, cabos y palos centenarios que, hambrientos de viento y aventuras, continúan surcando océanos.

IMPERIA (Italia)

Como un recuerdo

Como un recuerdo

A pesar de los muchos kilómetros de costa, son escasos los metros de playa libre en la zona norte de Italia. Cuando se encuentran, abuelos y nietos comparten arena y agua de la misma manera que, según guardo en el recuerdo, compartía en mi ifancia con unos padres de bañadores grandes y cuerpos lechosos.

IMPERIA (Italia)

Para siempre

Para siempre

Desde el corredor del convento de Imperia se ve el mar, escandalosamente azul cuando atardece, se ve el sol ocultarse en el horizonte y se ven mensajes de amor dejados en las paredes, para siempre: Il 23 o e sceso un angelo e entanto nelle mia vita del mio amore x sempre restera! CLA ti amo un kasito o tutto x me! Tua x sempre CRI

IMPERIA (Italia)

Trampantojo

Trampantojo

No puede ver el sol. Ni escuchar el murmullo de la gente paseando por la calle. Una ventana ciega sólo puede intuir la vida a través de sus párpados pintados de tierra.

Pimientos

Pimientos

Cuando el sol calienta las fachadas enlucidas y se respira el aire procedente de los Alpes, lo mismo da tender calzoncillos que pimientos. Por las ventanas se escapa una parte de la esencia de la casa que mira a su través.

Tango

Tango

Al compas de un tango la habras de olvidar
con una pebeta que sepa bailar,
una piba buena, que al mirar tus ojos,
comprenda la pena de tu corazón.


Al compás de un tango O. Rubens

Rocanrrol

Rocanrrol

Los amplificadores encendidos. El público espera mirando al escenario. Un cable de repuesto y una cerveza. Todo está dispuesto. Comienza el espectáculo.

Baño de sol

Baño de sol

En callejones por los que no pasan más que los vecinos el yeso se desconcha de las paredes que olvidaron la última vez que fueron pintadas dejando a la vista tantos estratos como dueños remozaron los muros. A pesar de los años, los escalones rejuvenecen cuando reciben un baño de sol.

La mía Mamma

La mía Mamma

Cuando era pequeño, en mi barrio todas las mujeres mayores vestían con esas ropas: un corsé cuyo color se confundía con el de las carnes mórbidas sujetaba unos pechos que imaginaba enormes y abastecedores de leche. Para cubrir el interior, una bata de flores lo suficientemente amplia como para no permitir adivinar las formas. Esta foto no es de entonces sino de este año, pero en vez de estar tomada en el barrio madrileño en que me crié pertenece a un pueblo italiano por el que las mammas siguen llamando a voces a sus ragazzi.

Brujas

Brujas

Después de trepar por una carretera que serpentea durante veinte kilómetros entre las laderas alpinas se llega a un pueblo colgado de una roca en el que hace más de cuatrocientos años fueron quemadas veinte mujeres acusadas de brujería. Caminando por sus calles abandonadas es frecuente tropezar con restos de vida cotidiana y no resulta difícil imaginar a aquellas mujeres celebrando akelarres bajo una luna brillante iluminando el profundo valle verde. Más accesible por carretera se encuentro otro pueblo un poco más abajo que mantiene la actividad cotidiana de un centro turístico. Allí encontré esta tienda llena de magia y misterio regentada por una amable mujer que parecía una descendiente directa de las quemadas del siglo XVI. Incluso un gato negro se arqueaba sobre el mostrador...

Jabón

Jabón

En las laberìnticas calles cubiertas de arquivoltas por las que sòlo pueden pasar peatones y escùteres, niñoos que se llaman Luca o Marco juegan al fùbol y en las paredes rebotan las voces de sus mammas reclamàndoles. El aire huele al jabòn de la ropa recièn tendida en todas las ventanas, protegidas por contraventanas de madera pero abiertas de par en par dispuestas a recibir el atardecer de Veintimiglia.

Individual

Individual

Cuando la ciudad mira al mar, los ciudadanos acuden a la orilla para alimentarse con el paisaje. Hay pueblos costeros que amueblan la ribera con románticos bancos en los que abrazar al ser amado y compartir el horizonte. Por el contrario, algunas urbes potencian el individualismo que puebla sus calles con sillones sin hueco para el diálogo. Algunos se resisten a la soledad y se apretujan en el hueco insuficiente para dos, otros se revelan abandonando el mirador de cemento.

Lectura

Lectura

Con los ojos puestos en la lectura, la luz del mar entra en la retina de soslayo pero llena de azul la mirada desde la escalera que lleva desde la tierra hasta el agua, desde la realidad a los sueños.